martes, 23 de marzo de 2010

VIGESIMONOVENA OBVIEDAD: Sobre la subida del IVA


Me pregunto qué le habremos hecho los pensionistas a Zapatero para que se cebe con nosotros cada vez que pretende sacar algo de dinero para maquillar la triste imagen de la situación económica española. Primero nos baja las pensiones, ahora nos anuncia una subida del IVA y parece que lo siguiente va a ser otra subida, en este caso de las retenciones que se practican a las rentas del ahorro, lo que constituye una amenaza a la pequeña ayuda que lo que producen los ahorros –generalmente escasos, después de haber pagado casa y crianza y educación de los hijos- supone para los magros ingresos por pensión.
Zapatero dice que su prioridad ante la situación económica es “atender a los más débiles aunque tengamos que pedir un esfuerzo a la ciudadanía”, pero la realidad es que el esfuerzo se lo pide precisamente a los más débiles, porque como el IVA grava el consumo, el efecto de su subida se va a acusar mas en las rentas más bajas –que prácticamente en su totalidad se gastan en consumir-, en los parados, en las familias y en las pymes, porque la subida del IVA encarecerá recibos básicos como, por ejemplo, la gasolina, la luz y la bombona de butano.
De modo que es obvio que no se está atendiendo a los más débiles. Por el contrario, el IVA que afecta sensiblemente a los pequeños contribuyentes se sube y las sicavs que pertenecen a las grandes fortunas no se tocan.
Por concretar, diremos que hay tres tipos de IVA:
• El tipo superreducido, que está en el 4%, grava los artículos de primera necesidad como, por ejemplo, pan, leche, huevos, frutas, verduras, libros y periódicos y medicamentos para uso humano. Se mantiene en el 4%.
• El tipo reducido, que está en el 7% y se aplica a partidas como alimentos en general excepto los del grupo anterior, bebidas refrescantes, gafas graduadas, asistencia sanitaria, viviendas excepto las de protección oficial, hostelería y restauración, servicios funerarios y transporte de viajeros y autopistas, entre otros. Sube al 8%.
• El tipo general, que está en el 16% y afecta a todos los demás productos, especialmente bebidas alcohólicas, tabaco, CDs, maquinaria agrícola, forestal y ganadera y servicios de radio y televisión, entre otros. Sube dos puntos hasta el 18%.
Así pues, Zapatero, como Presidente del Gobierno y Ministro de Economía en funciones –el puesto de Salgado es solo nominal-, ha decidido subir el IVA desoyendo las opiniones de los expertos y los deseos de la ciudadanía reflejados en varias encuestas y sin prestar atención a las experiencias habidas en ese tema. Dicen que el que no aprende de la historia se ve obligado a repetirla. Y la historia reciente nos dice que ya hemos pasado por subidas del IVA y han resultado experiencias negativas. Curiosamente, en las dos ocasiones que se ha hecho en la última década del pasado siglo, los protagonistas fueron socialistas.
Así, en 1992, Solchaga eliminó un IVA existente sobre los llamados productos de lujo -28%- y subió el entonces tipo medio del 13% al 15%. La consecuencia fue una bajada del consumo y de la recaudación en 1993 del 10,9% y se llegó a un déficit del 7%.
Y en 1995, Solbes subió el tipo que había quedado como general del 15% al 16%, el reducido del 6% al 7% y el superreducido del 3% al 4%. Y si bien es cierto que en esa ocasión se consiguió un aumento de la recaudación del 5,9%, no lo es menos que el aumento fue menor que el previsto y que hizo subir la inflación, con lo que se generó una situación más complicada en una época de crisis galopante.
Pero a pesar de que la experiencia desaconseja subir el IVA en situaciones críticas e ignorando el consejo de Ignacio de Loyola de “en tiempos de tribulación no hacer mudanza”, Zapatero lo ha hecho. Y la mayor parte de la gente que entiende de Economía cree que los resultados van a ser negativos y que España se colocará en una situación realmente difícil, porque el consumo interno descenderá y lo mismo hará su competitividad, necesaria para vender sus productos en el mercado exterior. Y nuestra competitividad ya es bastante baja, si hacemos caso a la UE y a su clasificación elaborada para el año2009, en la que España ocupa el lugar 17 –de 27- en materia de innovación –fundamental para que un país sea competitivo-, delante de Grecia y después de Portugal, Chipre, Estonia, Eslovenia y República Checa. La UE divide a los estados miembros en 4 grupos y España está integrada en la tercera división. En 2008, nuestro país destinó a I+D+i –según la OCDE- 1,35% del PIB, mientras que la media europea fue de 1,9%. Solo tres comunidades, la madrileña, la vasca y la navarra superaron esa media. ¿Cómo vamos a competir así?
Pero nuestro ínclito ZP parece haber llegado a la conclusión de que es más fácil subir los impuestos que controlar y reducir el gasto público. Y su consejero áulico y principal asesor en temas económicos, el secretario de UGT Cándido Méndez, recomienda subir más los impuestos para aumentar los niveles de recaudación, subiendo la presión fiscal 7 u 8 puntos.
Y siguiendo esa tónica, el gasto público no solo no se controla ni se reduce, sino que se aumenta. Y así –y solo a título de ejemplo-, el Fondo de Protección a la Cinematografía del Ministerio de Cultura ha ido subiendo las subvenciones para largometrajes de 66,5 millones de euros en 2007 a 89,4 millones de euros en 2009, pese a que, normalmente, las recaudaciones en taquilla ni siquiera alcanzan el nivel de las subvenciones.
Y la Junta de Andalucía -el problema no es solo del Estado, sino que afecta también a CCAA y a Ayuntamientos de todo signo- ha destinado 50 millones de euros a ayudas a distintos proyectos en Cuba.
Yantes de empezar el turno de la Presidencia europea, el Gobierno se ha gastado 23 millones de euros en preparativos, la mitad destinados a una página web. Y el balance de los tres primeros meses de presidencia de turno no puede ser más pobre.
Y como somos gente rumbosa nos vamos a gastar 3 millones de euros en financiar el próximo Congreso Gitano de los países de la UE.
En fin, esa es la tónica que nos ha llevado a un déficit del 11,4% del PIB, que para 2013 debe bajar del 3%, lo que parece, en estos momentos, tarea casi imposible.
Creo que ZP, nuestro Ministro de Economía de facto, tiene mucha suerte de no ser norcoreano, porque en Corea del Norte acaban de fusilar al Ministro de Finanzas, responsable de la política económica, por considerarle culpable de haber llevado al país a la ruina de forma planificada. Aquí, a poco que amaine un poco el temporal y, sobre todo, si ganamos el mundial de fútbol, volveremos –volverán- a votarle para que sea nuestro presidente otra legislatura.
Es obvio que no aprendemos.

viernes, 5 de marzo de 2010

VIGESIMOCTAVA OBVIEDAD: Sobre la nueva ley del aborto


La nueva Ley de Salud Sexual y Reproductiva e Interrupción Voluntaria del Embarazo, o más generalmente conocida como nueva Ley del Aborto, ha sido ya aprobada en el Senado, acaba de promulgarse y en unos cuatro meses entrará en vigor. Teniendo en cuenta que ya dejé claro en el artículo “OCTAVA OBVIEDAD: Sobre el aborto” mi opinión al respecto, no tenía, en principio, intención de volver a escribir sobre el tema, pero he sentido la necesidad de hacerlo cuando vi en la tele la alegría con que celebraban abrazadas la aprobación en el Senado las ministras de Igualdad y Sanidad, Bibiana Aído y Trinidad Jiménez y la Secretaria de Organización del PSOE, Leire Pajín, y con qué satisfacción y orgullo recibían las felicitaciones y aplausos de sus conmilitones socialistas. Y yo no entendía cómo podían sentir alegría, satisfacción y orgullo por haber culminado algo así y me preguntaba dónde y cuándo se han desprendido de su femineidad.

La primera cuestión a analizar es si es o no necesaria. A mí me parece obvio que no lo es. No hay una demanda social y ya tenemos una Ley del Aborto o de Despenalización del Aborto, la 9/1985 de reforma del artículo 417 bis del Código Penal y que despenalizó el aborto en tres supuestos:

· En caso de violación, habiendo denunciado los hechos y durante las 12 primeras semanas.

· En caso de que se presuma que el feto nacerá con grandes taras físicas o psíquicas, permite el aborto durante las 22 primeras semanas. Es necesario un informe médico de un facultativo distinto al que va a practicar el aborto.

· En caso de que haya un grave peligro para la vida o la salud física o psíquica de la embarazada, permite abortar en cualquier momento de la gestación. También se requiere un informe médico como en el caso anterior.

En la ley había, además de penas a los profesionales que intervinieran en el aborto, pena de 6 meses a 1 año de cárcel o multa de 6 a 24 meses para la mujer que abortara fuera de los supuestos de la ley, pero ninguna mujer ha ingresado en la cárcel en aplicación de la misma. Y ello porque además de que no había una demanda de la sociedad en ese sentido, la inclusión en el tercer supuesto de la salud psíquica de la embarazada ha constituido un enorme coladero, dado que es algo fácil de aducir –solo es necesario que un médico esté dispuesto a certificarlo- y muy difícil de rebatir si se tratara de cuestionar, cosa que no se hace nunca.

La aplicación de esa ley ha situado a España como el país donde más se han incrementado los abortos en los últimos diez años, incremento que es evidente en las estadísticas del propio Ministerio de Sanidad de abortos legales declarados:

Interrupciones Voluntarias de Embarazo

1998

53.844

2004

84.985

2008

115.812

Y estos son los declarados. Sabemos por lo conocido de las clínicas del Dr. Morín que los números reales son mayores.

Por grupos de edad (tasas por mil mujeres)

Años

19 y menos años

20 – 29 años

30 – 39 años

40 y más años

1998

5,71

16,48

10,46

2,35

2004

10,57

26,80

14,69

2,69

2008

13,48

37,54

19,60

3,30

Por motivos de la interrupción (%)

Años

Salud materna

Riesgo fetal

Violación

Varios motivos

1998

97,32

2,27

0,03

0,28

2004

96,70

3,06

0,02

0,22

2008

96,96

2,86

0,02

0,16

Una rápida ojeada a las cifras permite apreciar el enorme incremento experimentado en las de abortos legales declarados, su multiplicación en las mujeres más jóvenes y que los motivos aducidos para la interrupción del embarazo están, en su inmensa mayoría, basados en la salud de la gestante –y el más frecuente en el riesgo para la salud psíquica-.

Y la nueva ley que sustituirá a la de 1985 permitirá el aborto libre hasta la semana 14 de gestación y hasta la semana 22 si existe grave riesgo para la vida o la salud de la gestante o riesgo de graves anomalías para el feto. Si estas son incompatibles con la vida, no hay límite temporal para abortar. Y las jóvenes de 16 años podrán abortar sin autorización paterna.

Pero no debe extrañarnos que el PSOE haya propuesto esta nueva ley. Suya era la de 1985, y en 1995 propusieron un cuarto supuesto que permitía el aborto libre en las 12 primeras semanas cuando el embarazo supusiese a la mujer un conflicto personal, familiar o social. La disolución de las Cámaras por convocatoria de elecciones evitó que la propuesta pudiera plasmarse en una ley. El PSOE trató nuevamente sin éxito de introducir ese cuarto supuesto en 1996, 1998, y 2000 y ahora lo ha logrado con una versión ampliada y con matices como el de la identificación en el texto de la ley de embarazada y paciente, con lo que se trata el embarazo, incluso el normal, como un problema de salud, como una enfermedad. Y ello pretende justificar que el aborto libre sea tratado como una prestación sanitaria con financiación pública.

Y si con la ley actual se han dado los incrementos vistos anteriormente, parece obvio que con la nueva ley las cifras se dispararán hasta niveles difícilmente calculables.

Por el contrario, según el Instituto de Política Familiar, en Alemania, Italia y otros países de la UE “se ha reducido el número de abortos mediante políticas de apoyo a la maternidad”. Y, en mi opinión, en lugar de una ley que favorezca a las clínicas abortivas, que podrán funcionar prácticamente sin controles y que perjudique a tantas víctimas –no solo concebidos que no llegarán a nacer, sino también mujeres a las que el paso por la circunstancia vital traumática del aborto puede dejar secuelas que a algunas les durarán toda su vida-, mejor sería ayudar a las jóvenes que se sientan angustiadas por su embarazo, ofreciéndoles otras salidas menos terribles que la del aborto.

Hay instituciones a las que habría que apoyar y potenciar, que trabajan ayudando a embarazadas que lo necesitan para que puedan decidir llevar a término su embarazo y disfrutar de sus hijos o darlos en adopción a alguna de las familias para quienes un bebé sería un regalo maravilloso. Y hay muchas mujeres integrantes de esas familias a las que la vida les ha jugado una mala pasada pero no ha podido asfixiar su instinto primario de maternidad y merecen que la vida les compense.