martes, 11 de agosto de 2009

DECIMOTERCERA OBVIEDAD: Sobre ETA y los vascos

Otra vez el azote de ETA. Primero en Burgos, donde pudo causar una masacre, y luego en Palma, donde mataron a dos hombres jóvenes que cuidaban de la sociedad, de nosotros. Son como la malaria, periódicamente el organismo sufre una crisis de fiebre aguda que le golpea con dureza, aunque hubiera transcurrido tanto tiempo sin aparecer que se tendía a olvidarla. Pero lo mismo que la malaria acaba reapareciendo debido a la forma latente hepática del parásito, ETA reaparece y ataca una vez más. Aunque a diferencia de la malaria, en la que solo las hembras del mosquito Anopheles se alimentan de sangre para poder madurar los huevos, en el caso de ETA ambos géneros están sedientos de sangre.
Y sufrida la nueva crisis, otra vez comenzarán las disquisiciones sobre la cuestión recurrente: la manera de acabar con ETA. Unos, por ejemplo los del PNV, dirán que la vía del diálogo es la única que permitirá alcanzar el objetivo. Los socialistas, que no hace mucho ensayaron sin éxito esa vía, dicen ahora –Rubalcaba y Roberto Ares- que el final de ETA no va ser dialogado. Sin embargo los socialistas permiten que ANV se mantenga en los ayuntamientos de los que forma parte desde las últimas elecciones. Y no han pedido al Parlamento que retire la vigente autorización al Gobierno para negociar con ETA. Y, según El Mundo, una de las personas que negoció de parte del Gobierno con ETA ha tenido contactos con miembros de la fundación Henry Dunant que hizo de mediador la última vez, lo que significa que los socialistas mantienen canales abiertos.
Habrá otros que dirán que la única vía es la conjunción de la policial, la judicial y la penitenciaria ejercidas con firmeza, sin concesiones. Y hay que admitir que el Gobierno de Aznar, con el apoyo del Pacto por las Libertades y contra el Terrorismo, dejó a ETA en una situación de extrema debilidad, a pesar de no contar con la colaboración de una Erzaintza a la que el PNV mantenía inoperante, lo que ahora parece estar cambiando. Y que la dispersión de presos, la cancelación de cualquier privilegio penitenciario y la mezcla de presos de ETA con los comunes, sin duda dañaría la consistencia de ánimo de los etarras. La cuestión es si todo ello sería suficiente. ¿Cuántas veces se ha dicho que se había acabado con el GRAPO y han reaparecido, a pesar de que ese grupo prácticamente no tenía apoyo social?
Entonces, ¿qué o quien puede acabar definitivamente con ETA? Para mí la respuesta es obvia: los vascos. Cuando he visto y escuchado que en algunas manifestaciones se decía “ETA no, vascos sí”, siempre me ha parecido una equivocación, un buenísimo tontorrón o una hipocresía para enmascarar la realidad de que vascos son los etarras, vascos los que les apoyan y vascos los que no hacen nada para acabar con esa peste. Si una mayoría notable de vascos manifestara pública y firmemente su rechazo a ETA, la organización terrorista se acabaría en solo unos meses.
Cierta y afortunadamente, no todos los vascos se identifican, son partidarios, apoyan o simpatizan con ETA, todo ello en mayor o menor medida, pero sí que hay muchos que lo hacen:
- Está la llamada izquierda abertzale, tan etarras como los mismos etarras y que nutren sus filas.
- Luego están los nacionalistas, tan irracionalmente racistas como su alienado Sabino Arana y que apoyan a ETA –que nació de una escisión del PNV- porque ya se sabe que “unos agitan el árbol y otros recogen las nueces”. Los que tenemos cierta edad podríamos contar mucho acerca de la evolución de los nacionalistas que les ha llevado hasta su actual radicalización separatista. Los mismos que para tachar a alguien de aldeano, de pueblerino, te decían “es un borono, habla euskera” en la primera mitad de los setenta, en la segunda mitad inscribían a sus hijos en una ikastola. Y luego los socialistas les cedieron el poder pese a haber obtenido mas votos y los aproximadamente 30 años que lo han mantenido les han convencido de que ellos son Euskadi y que solo ellos pueden dar el carnet de vascos. Y con la educación en sus manos han salido generaciones de vascos convencidos de que su tierra fue dominada e incorporada a España por la fuerza, porque, por supuesto, nadie les ha dicho que entre 1200 y 1230 los señoríos de Vitoria, Guipúzcoa y Vizcaya, temiendo ser fagocitados por el entonces fuerte Reino de Navarra, negociaron y obtuvieron, uno por uno, su adhesión a la Corona de Castilla.
- Por último están los que, por decirlo de una manera gráfica, reconocen que los etarras “son unos hijos de puta, pero son nuestros hijos de puta”
Todos ellos juntos suman aproximadamente la mitad de la población vasca. La otra mitad está formada por aquellos que todos los días ponen en peligro su vida y tienen que vivirla de una manera irregular -tomando precauciones y muchos incluso con guardaespaldas-, por un enorme grupo que no desea distinguirse y solo manifiesta su oposición a los etarras a la hora de votar y, por último, por los que pasan de la situación y ni siquiera votan.
Afortunadamente, los resultados de las últimas elecciones han permitido poner fin a la hegemonía de los nacionalistas y a restarle utilidad práctica a su culposa -¿o quizás dolosa?- complicidad con ETA y ya la Ertzaintza empieza a ganarles la calle a los filoetarras.
Puede que haya llegado el momento de que los propios vascos repasen los 50 años de ETA y hagan un balance de los mismos. Yo les ofrezco uno muy simple, por si quieren considerarlo:
- 900 asesinados, muchos de ellos mujeres y niños, y miles de heridos, algunos con secuelas para el resto de sus vidas. Y otras tantas familias destrozadas.
- Miles de millones que las acciones de ETA le han costado a toda la sociedad española –basten los ejemplos de la T4 y los daños al turismo-con la excepción de la vasca que, dado su concierto económico y la situación de privilegio que frecuentemente le ha deparado el sistema electoral, no solo no han puesto un duro para ayudar a sufragar los daños causados por sus chicos, sino que cada vez aportan menos al Estado por reducción del cupo y reciben mas como fondos estructurales.
- Más de 200.000 autoexiliados que han salido de la Autonomía vasca porque no querían vivir el envenenado ambiente y la falta de libertades imperantes allí o, incluso, porque su vida peligraba.
- El resentimiento y la antipatía que contra ETA en particular y los vascos en general se ha ido extendiendo entre el resto de los españoles por todo el daño que han sufrido en estos 50 años.
Parece que han llegado la hora y el momento oportuno para que los vascos le digan a ETA que se acabó y dejen de apoyarles o de ser tolerantes con ellos. Edmund Burke, político liberal inglés del siglo XVIII dijo, entiendo que acertadamente, que “hay un límite en el que la tolerancia deja de ser virtud”. Pues eso. Y que sirva para todos: vascos y resto de españoles.

1 comentario:

  1. Sobre el tema del País Vasco se pueden escribir numerosas tesis doctorales. Sin embargo, no estoy de acuerdo en que los culpables de la situación que allí se vive sean exclusivamente los vascos.
    Para bien o para mal, España sigue siendo una nación con muchos siglos de existencia a sus espaldas, hemos ratificado una Constitución hace pocas décadas, y lo que allí ocurre es competencia y problema del común de los españoles.
    Lo que ocurre es que las medias tintas de ZP y su interés por conservar la poltrona llevarán a que los de Colmenar o Alcorcón (por poner un ejemplo) se sientan con derecho de reivindicar su soberanía y ZP pasará también por el aro para "evitar problemas" (los de quedarse sin poltrona).
    Coger el toro por los cuernos (como hizo Aznar) y abordar los separatismos como el cáncer que hay que extirpar de raiz para que España lo siga siendo, es algo que no admite contemplaciones ni paños calientes.
    Hasta el mismo Felipe González, con todos sus errores, presentó cara frontal a ese problema. Y aunque con el tema de los GAL le saliese el tiro por la culata (por falta de profesionalidad, no del sentido de Estado que existe ahora), demostró un talante apropiado y entendible por los salvajes que teníamos (y tenemos) en frente.

    ResponderEliminar