sábado, 1 de agosto de 2009

DUODÉCIMA OBVIEDAD: Sobre Manuel Pizarro

Detesto que se desperdicie. No me gusta que se desperdicien los alimentos, el dinero, las oportunidades y la gente de valía. Y menos en tiempos de escasez, de penuria real. Y no cabe duda de que estemos en esos tiempos:
-El premio Nobel de Economía 2008, Paul Krugman –quien ha sido tan crítico con la política económica de Bush-, dijo en Marzo sobre la crisis, en el Foro Económico Innovae y en presencia de Zapatero , que “las perspectivas económicas de España son aterradoras”, que “la situación económica es especialmente difícil para España”, que “los próximos años van a ser muy difíciles para los españoles” y que “el camino de salida de la crisis para España va a ser doloroso o extremadamente doloroso”.
-Cuentas públicas: se espera que este año 2009 el déficit sobrepase el 10% del PIB y el Banco de España estima que el año 2011 el nivel de endeudamiento será el 90% del PIB. Se trata de un horizonte aún peor que el que se divisaba a primeros del año 1996, con un déficit público del 7% y deuda pública cercana al 70% del PIB.
-Según un reciente sondeo elaborado por Financial Times y Harris Poll, los españoles son los europeos que peor valoran la acción de su Gobierno frente a la crisis. Más del 70% tienen una visión negativa de las medidas de Zapatero y menos del 10% cree que lo hace bien.
-El Estado cada día es menos Estado: el nuevo modelo de financiación para las Comunidades Autónomas cede a estas el 50% de IVA e IRPF y el 58% de los Impuestos Especiales. Esta es una de las consecuencias del nuevo Estatuto de Cataluña.
-Otra de las consecuencias es la negociación bilateral del Estado con Cataluña -requisito previo para la negociación, si es que llega a haberla, con las demás comunidades-, con la que se ha acordado que de los 11.000 millones de euros extra que iba a repartir el Estado, 3.855 millones de euros serán para los catalanes –o sea, el 35% del total será para una Comunidad que tiene 16% de la población y 18 % del PIB totales-. Los catalanes más extremistas se han apresurado a calificar el hecho de victoria contra el Estado y de paso adelante en el camino de la independencia. El siguiente paso importante será, seguramente, el pedir el equivalente al concierto económico vasco.
-Y con el resto de los 11.000 millones de euros se primará a Andalucía y otras comunidades afines al PSOE y, naturalmente y como viene siendo habitual con las asignaciones para inversiones estructurales, se castigará a las que no lo son.
-¿Dónde está el trato igualitario que exige la Constitución Española? ¿Dónde está la solidaridad que la misma Constitución preconiza? ¿Dónde queda la austeridad si se considera que estos 11.000 millones de euros son adicionales a los 114.000 que ya ponía el Estado? ¿Cómo se puede aumentar la competitividad de nuestro país cuando las empresas disminuyen y el número de funcionarios ha aumentado hasta superar los tres millones?
En situación tan crítica como la actual es obvio que se necesita gente preparada, con ideas claras y capacidad para proponer soluciones y ponerlas en práctica si le llega la oportunidad. Y ese tipo de gente se puede decir que escasea escandalosamente en el Gobierno y bastante en la oposición -y puede que escasear sea un término benévolo-.
Y llama la atención que se desperdicie la oportunidad de utilizar gente de valía. En concreto me refiero a Manuel Pizarro. Aparte de la clara visión de la situación entonces presente y del inmediato futuro que puso de manifiesto en el debate con Solbes de febrero 2008 –desequilibrado debate entre un técnico políticamente inexperto que hablaba de realidades y un político con más conchas que un galápago que creaba castillos de humo como un ilusionista-, solo hay que escucharle o leerle en cualquier entrevista para tener clara su idoneidad para estar en primera línea. Naturalmente, Zapatero no va a llamarle y pedirle que arregle los problemas que él ha creado. Pero el hecho es que tampoco su propio partido, el PP, le está utilizando adecuadamente. Ni siquiera está en la Comisión Ejecutiva del PP, cuando debería ser el responsable de toda la política del PP que de algún modo toque la economía nacional –incluyendo Industria, Energía, I+D+i, Hacienda, etc-, no solo marcando las directrices de esa política, sino comunicándola, porque se le entiende fácilmente y llega a la gente con su lenguaje sencillo y claro. Todo lo contrario de Montoro, que demostró su capacidad para estar a cargo de un Ministerio en el Gobierno de Aznar, pero que es un pésimo comunicador.
Sin embargo el PP tiene el activo Pizarro en un rincón y prefiere seguir “arriolándose” de perfil –de perfil bajo, por supuesto-.
¡Dios!, qué situación más desalentadora.

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