
Según el DRAE, vergüenza ajena es la que uno siente por lo que hacen o dicen otros. Pues eso me hace sentir a mí José Luis Rodríguez Zapatero, con sus hechos, con sus declaraciones, con lo que dicen en el exterior de él y adicionalmente de España, una vergüenza ajena a la que se suma otra propia inevitable, porque es el Presidente del Gobierno de España, mi Presidente, aunque yo no le haya votado. Ayer la vergüenza se hizo mas aguda cuando veía un programa de la RAI, televisión pública italiana, que circula por la red, en el que se parodiaba una entrevista con Zapatero, encarnado por alguien que representaba a un híbrido del propio ZP y de Mr. Bean. Era una burla descarnada, pero es el corolario normal de las críticas y burlas que nuestro –mal que nos pese- Presidente está recibiendo en los últimos días y de las que citamos algunas a título de ejemplo:
-The Wall Street Journal se burla de ZP diciendo que “España ha llegado con una ingeniosa solución para el deterioro económico, hacerlo ilegal”, refiriéndose a la propuesta del Presidente de sancionar a los países que incumplan los compromisos de crecimiento incluidos en la Estrategia 2020.
-The Economist dice que “los editoriales de toda la UE se toman a risa la idea de que Zapatero vaya a asesorar a Europa sobre la recuperación económica”, dada la situación de desempleo -20%, doble de la media europea-, efectos de la burbuja inmobiliaria y rigidez del mercado laboral en España. La revista británica opina que “antes de dar consejos debería buscar algo creíble que decir”.
-Financial Times, en un editorial titulado “Una torpe España guiará Europa”, califica de extraordinariamente anodino el programa de trabajo de la presidencia española de la UE durante los seis primeros meses de 2010.
-Franfurter Algemeine Zeitung publica críticas similares y su terminante oposición a las penalizaciones que propone ZP –cuyo pago, de llevarse a efecto, encabezaría España-.
Estas críticas aparecidas a la llegada de ZP a la Presidencia de la UE, por seis meses y en turno rotatorio, se han visto precedidas por las de analistas, expertos económicos e incluso premios Nóbel de Economía, como Robert Lucas –“la caída en desgracia de la economía española es inversamente proporcional al milagro económico de los noventa que tantas expectativas generó; España ha decepcionado económicamente al mundo y el endeudamiento de España es insostenible”-, Michael Spence –considera que España tendrá que afrontar un período de crecimiento muy lento y de serias dificultades internas-, Edward Prescott –“si gastas más tienes que pagar por ello; subir los impuestos deprime la economía porque en los países con tipos mas altos la gente trabaja menos”- o Paul Krugman –“la salida de la crisis económica será extraordinariamente dura para España”-.
Pero si alguna angustia pudieran haber producido a ZP las burlas y las críticas recibidas, ha quedado borrada totalmente por la alegría de una noticia trascendental para alguien que cree tanto en los efectos de una buena venta de imagen como él –y como no, si eso le ha servido para ganar dos legislaturas-: la invitación para asistir en Washington al próximo Desayuno Nacional de Oración, que se celebra todos los primeros jueves de febrero desde los años treinta, foro de reflexión religiosa en el que se reza por la paz y la familia, patrocinado por “The Fellowship Foundation”, mas conocida por “The Family”, grupo de congresistas americanos conservadores –republicanos y demócratas, o sea, más conservadores o un poco menos conservadores- y a la que asiste el Presidente USA en ejercicio, ahora Obama, y un nutrido grupo de dos a tres mil personalidades invitadas, estadounidenses y foráneas. La filosofía inicial parece ser que fue la de unir a demócratas y republicanos para hablar y reflexionar sobre temas trascendentes alejados de la política cotidiana. Algún ministro de Franco asistió en el pasado a estos desayunos, Hernández Mancha lo hizo en 1988, recién ascendido a la presidencia de AP –y el periódico El País le homologó al franquismo por ello -, Aznar asistió un año, Tony Blair también lo ha hecho y Gustavo de Arístegui, del PP, lleva haciéndolo los últimos cinco años.
Y este año ZP ha aceptado encantado –De la Vega dice que se siente honrado de compartir una tradición tan relevante, a pesar de que en Europa las tradiciones son muy distintas- la invitación a asistir, que no está claro si ha sido cursada a instancias de Obama, o conseguida gracias a la acción bien remunerada de un miembro de algún lobby o, porqué no, por la de la productora de las películas de Mr. Bean que quizás haya obtenido permiso para grabar el Desayuno.
Y yo, aunque interiormente me temo que ZP volverá a hacerme sentir avergonzado y cabreado, no puedo dejar de sentir una morbosa y expectante curiosidad que me hace dejar volar la imaginación: Si se ponen en actitud de orar, ¿veremos a ZP, el laicista militante, con las manos juntas y los ojos elevados al cielo o mirando con unción y arrobo a su ídolo Obama? O si en algún momento de la oración es tradición arrodillarse, ¿se quedará en pié como se quedó sentado al paso de la bandera estadounidense? O si es costumbre que los invitados se hagan acompañar de sus familias, ¿llevará ZP a sus hijas? Y, si es así, ¿irán vestidas de góticas o les arreglarán para la ocasión los trajes que lucieron en su primera comunión en los tiempos en que iban a un colegio de monjas? Y como parece que tendrá la oportunidad de hablar en el transcurso de la reunión, supongo que lo hará sobre la Alianza de Civilizaciones, esa entelequia donde su más sólido –e interesado- apoyo lo tiene en el Primer Ministro turco Erdogan, ese islamista que se autorretrató cuando dijo que “la democracia es como un tranvía del que te bajas cuando llegas a tu parada”.
Afortunadamente parece que muchos socialistas están ya considerando seriamente que ZP está desprestigiado o desenmascarado, pero en cualquier caso quemado y que ya no solo no es útil al partido, sino que se está convirtiendo en un problema de credibilidad para el mismo, por lo que supongo que se producirán movimientos para sustituirles a él y a buena parte de su actual equipo. La duda es si dejarán que se estrelle en las próximas elecciones generales –Leguina parece apoyar esta vía- o si tratarán de que un congreso del PSOE nomine otro candidato a las mismas. Espero, por el bien de España, que los socialistas acierten con la mejor de las soluciones al problema Zapatero.