Me ha costado poner el título del artículo. Pensé escribir idiotez, o tontería, o estupidez, incluso estulticia que suena bastante fino. Pero varias partes del cuerpo me pedían a gritos que escribiera gilipollez. De modo que escrito queda.
Y aunque la idea de escribir sobre el tema me había rondado varias veces, lo que ya me decidió a hacerlo fue una noticia que he leído recientemente y que se suma a otras muchas de parecido jaez: La Generalidad de Cataluña ha prohibido a sus bomberos que hablen español con los bomberos de otras regiones -perdón, comunidades- de España –también con perdón-. Así, cuando en un reciente incendio acudieron para prestar ayuda algunas brigadas de fuera de Cataluña, pusieron un intérprete para entenderse con los “foráneos”. “Regardez la gilipolluá”, que decía Tip a Coll en uno de sus diálogos tan psicodélicos como divertidos, este en un francés macarrónico.
Y vayan otras muestras de la idiotez que nos aqueja a nivel nacional:
-El alcalde de Rivas Vaciamadrid se siente orgulloso de haber convertido este municipio en el primero en celebrar un “bautizo civil”, nueva actividad consistorial que se une a las “comuniones laicas” y a la asistencia jurídica gratuita que se dispensa en una oficina municipal, creada para tramitar solicitudes de apostasía de aquellos que, en su tierna infancia, sufrieron el abuso paterno de ser bautizados y quieren borrar ese estigma.
-Hace más de un año se aprobó el Plan de Ahorro y Eficiencia Energética diseñado por el Ministerio de Industria de Miguel Sebastián. En él se incluía el reparto a cada uno de los hogares españoles de dos bombillas de bajo consumo -en total, alrededor de 49 millones de bombillas, a un coste presupuestado de 109 millones de euros-. El reparto se inició más o menos en febrero 2009 y el resumen es que hasta el momento se han entregado solo el 20%, muchas oficinas de Correos se han convertido en almacenes de bombillas, no hay un plan para retirar con seguridad para su reciclaje las bombillas fundidas –que contienen mercurio, altamente contaminante- y, para ayudar a la industria nacional, todas o la mayoría de las bombillas proceden de China. Visto lo cual, no me resisto al chiste fácil de decir que el tal Sebastián parece ser un hombre de muchas bombillas pero de pocas luces.
-Hace pocos días se ha podido ver en televisión como en un pueblo se probaba un sistema importado de descenso de féretros. El ataúd, “con su muertecito dentro”, como dice la letra de una sevillana –y que digan lo que digan, qué bonito es un entierro, con su cajita de pino y su muertecito dentro-, bajaba con lentitud y seguridad y se depositaba suavemente en el fondo de la tumba. Y entonces, el supuesto difunto, que no era tal aunque hacía de peso muerto, abría los ojos, sonreía ampliamente y decía que “así da gusto morirse”. Leído esto muchos lectores –bueno, muchos no, entiéndase algunos, porque lectores tengo pocos- pensarán que se trata del anuncio poco simpático de una funeraria. Pues se equivocan: el del ataúd era el alcalde del pueblo y estaba mostrando orgulloso que en su pueblo la modernidad llegaba hasta el cementerio. ¿Es o no Celtiberia Show en estado puro?
-Y ya que pasamos por el cementerio, aprovechemos para comentar que la Vicepresidenta del Gobierno. Fernández de la Vega, ha informado del incremento en un 40% de las subvenciones a la “memoria histórica”. Parece que algunos están empeñados en desenterrar muertos, incluso aquellos -como en el caso de García Lorca- que su familia no quiere que sean exhumados y piden que les dejen descansar en paz, estén donde estén. Sectarismo estúpido en lugar de sentido común.
-La asociación de gays y lesbianas Decide-T ha organizado una exposición en la Universidad –pública- de Alicante, titulada “Invisibles: Naturalezas transgresoras”, donde se exhiben barbies transexuales con genitales masculinos, al parecer con el objetivo de demostrar que “incluso para los juguetes la diversidad es posible, incluyendo la sexual”. Echando mano de mi natural optimismo, he llegado a la conclusión de que esta es una aportación interesante al tema del género, porque evidencia que la gilipollez no es exclusiva de ninguno, sino que se da indistinta y profusamente en los géneros masculino, femenino y mixto.
-Dentro del presupuesto del Ministerio de Igualdad que tan dignamente dirige Bibiana Aido, y en el apartado “Investigaciones relacionadas con estudios feministas, de las mujeres y del género”, se incluyen 26.000 € destinados a un proyecto para la “elaboración de un Mapa de Inervación y Excitación Sexual en Clítoris y Labios Menores; aplicación en Genitoplastia”. En primer lugar no entiendo lo de la aplicación, porque si se tratara de algo que buscara fines médicos lo lógico es que correspondiera al Ministerio de Sanidad. Y además no parece probable que un cirujano plástico necesite un mapa de la zona para intervenir en ella. De modo que descartado lo que puede haber sido puesto para despistar, queda como seguro objetivo del mapa eso de la Inervación y Excitación Sexual. Y ahí comienzan los interrogantes: ¿Incluirá el mapa distintos puntos de partida, marcando los caminos a recorrer hasta llegar al preciado objetivo, como si fuera la búsqueda de un tesoro? ¿Será en colorines? ¿Incluirá curvas –muy propio- de nivel como los mapas topográficos? ¿Será en relieve? ¿Se venderá en las gasolineras como otros mapas, quizás con brújula de regalo? La verdad es que me produce tristeza pensar en toda una vida buscando oportunidades de explorar esos terrenos sin contar con un mapa apropiado. Seguro que eso justifica más de un fracaso.
-Siguiendo con Bibiana –ella en sí misma es un tema recurrente, porque da mucho juego-, su ministerio premiará con 500.000 € a los ayuntamientos que evidencien sus trabajos para la creación de un nuevo modelo de masculinidad, de un hombre alternativo. Tengo que enterarme bien de esto, para saber qué demanda de los hombres corrientes este nuevo modelo y si yo, con mis problemillas de próstata y algunos otros alifafes, podré intentar satisfacer esa demanda y si tendré que salir o al menos asomarme o hacer que salgo de algún armario y qué pasará si no llego a cumplir con los requisitos, sean los que sean, de ese nuevo modelo de masculinidad: ¿Me repudiarán mi familia, mis amigos, mi entorno?
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